Una de nuestras últimas catas, la que cerró el
2014, tuvo como protagonista al fino en
rama de Bodegas Tradición. Es un vino nuevo, si es que esto puede aplicarse
a un fino muy viejo que, hasta ahora, alimentaba las criaderas de sus amontillados
VORS. Desde mayo de 2013, fecha
de la primera saca, es el vino más joven de la casa. Con sus entre diez y doce años de crianza en botas, “llega
hasta la frontera del amontillado sin pasarse de la raya”, para Luis Oliván.
La filosofía de Tradición es embotellar unas 3.000 botellas y sólo en los momentos
del año en los que la levadura está más activa, en otoño y primavera, lo que supone sólo dos sacas al año. Nuestra impresión fue que estas sacas son vinos
muy distintos entre sí, que reflejan distintos cabeceos de soleras y momentos del año y que, por ello, han
evolucionado diferentemente en la botella. Hoy, la primera y la última son las
que dan la nota, con un carácter semejante de vinos robustos pero estilizados,
en los que se une una presencia apabullante de la levadura, que la casa busca,
con marcados rasgos de vejez en bota que hoy son inusuales en los finos
comerciales y mucha mineralidad.
Conviene vigilar su evolución futura porque no son vinos que se vayan a
marchitar en breve.
Primera
saca: mayo 2013
Está primera tirada ha crecido en la botella y
a Jesús Yraola le gusta más ahora que cuando salió a la venta. Es un fino no
demasiado “fino”, para entendernos: con presencia, intensidad y cierta
densidad, bien concentrado pero siempre elegante, con una textura sutil de bota y mucha
flor en un paladar almendrado, muy
personal, lleno de bouquet y con un corazón de tierra albariza.
Segunda
saca: octubre 2013
El tiempo lo ha llevado por el camino del fino-amontillado y está en un terreno
intermedio. La marcada presencia de la levadura
se une a una potente parte oxidativa
en un recorrido de boca fresco y algo delgado, con menos
empaque que la primera saca pero siempre fresco y apetecible.
Tercera
Saca: mayo 2014
Protagonizada por el terruño, es la más mineral de
la serie. Como pasaba en la segunda saca, la sensación potente de levadura fresca enlaza con los aromas de vejez. Un fino con carácter, recorrido ágil y una muy disfrutable textura granulosa, que termina con unas
originales notas de hierbas y cereal.
Cuarta
saca: octubre 2014
Vuelve
el fino “gordo”, en la línea de los
de mediados del siglo XX, “como un Tío Pepe de hace un par de décadas” para
Yraola, pero con una innegable finura de
estilo y gran delicadeza de nariz, la más poderosa de la serie, rica en levadura de flor, almendras y avellanas
y con un elegante fondo como de hidrocarburos. Textura perfecta, al filo de la untuosidad, con gran
presencia de la bota vieja
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