lunes, 14 de julio de 2014

NUEVAS EMOCIONES CON LOS GENEROSOS

Los Generosos se despidieron hasta después del verano con una última sesión en O'PAZO DE LUGO. Será por lo del cierre de temporada y las vacaciones pero nos pilló con ganas y los vinos respondieron mágicamente transmitiendo una fiesta de emociones.


MANZANILLA PASADA BARÓN

Un clásico de nuestras reuniones. Muy grande y, además, para gustar a muchos. Para Jesús Yraola “con frescura de brisa marina” y un paladar completo que es pura seda, con carácter y todo en su sitio.















FINO CRUZ VIEJA EN RAMA

Todo un costraste con lo anterior, pues es un vino que rompe normas y entra en terrenos de experto. Color dorado y cristalino y aromas de bizcocho empapado en licor. “Una invasión de levadura”, para Augusto Berutich, “flor licuada, mucha materia orgánica. Es un fino de alimento, con poder nutriente”. Remata en una terrosidad final tostada que es de nota, no sólo caliza sino también yodo y... ¿arcilla? y tiene matices de fruta evolucionada (cáscara de plátano, naranja) con “sensación de pulpa de uva y muchos aromas balsámicos de laurel y menta”. Cayeron dos botellas y dio mucho de que hablar.








  COLLANTES AMONTILLADO

Un estilo intermedio hecho en Chiclana, un vino “puerta” de iniciación para quitar el miedo a los que descubren el Jerez porque es amable como un blanco de barrica, ligero, fácil, con muchos recuerdos de vainilla y toffee.













LA BOTA DE FINO. NAVAZOS Nº 35

Una revisión a un clásico de este equipo que parece inmune al paso del tiempo y evoluciona con nobleza en la botella en la que lleva ya unos años. Pide aire en la copa y rápidamente aparece un vino clásico con todos los matices de un blanco moderno de terruño. Macharnudo es mucho pago y encontramos infusiones de flores (camomila y otras) y piel de naranja con fondos de hidrocarburo y yeso en un vino de enorme finura que es puro nervio y placer.



EL TRESILLO AMONTILLADO HIDALGO 1874

Otro clasicazo, una solera verdaderamente vieja que muestra toda la sofisticación de los vinos de sacristía. Grandes aromas de vejez que empiezan con frutos secos sublimados y  siguen con naranjas, mucho terruño y especias exóticas (Garam Masala hindú). Para Luis Oliván, “el juego está en la densidad, tiene tanta sustancia”...


 Como fin de fiesta, no podía faltar un vino dulce, pero lo que trajo Augusto superó todas nuestras espectativas. LUSTAU LAS CRUCES es un MOSCATEL CON SOLERA DE MÁS DE 100 AÑOS en el que no hay pasificación de la uva y que, frente a la mayoría, se trabaja por soleras, no en botas estáticas. Suena desconocido, fresquísimo como un TBA alemán añejo, pero leve y profundo como jerezano. Parece como cuando vas en avión y atraviesas las capas de nubes. Poco a poco van pasando chorros de almizcle, cítricos, humo, keroseno, eucalipto... hasta que la boca, limpia y fresquísima, se llena de rosas. Pura belleza y eterna juventud.



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