lunes, 7 de septiembre de 2020

Augusto Berutich, presidente de "Los Generosos"

Hoy parece un mundo remoto pero en los años de la “revolución enológica”, los 80s y primeros 90s, no había aún cursos de sumilleres ni escuelas que impartiesen los distintos niveles del WSET. Unas pocas tiendas y algunos bares inquietos los suplían y funcionaban como centros culturales improvisados en los que el amor por el vino y su conocimiento pasaban del maestro a los discípulos que eran, además, sus amigos (y clientes).


 
Augusto Berutich fue uno de estos maestros vocacionales. Sin cargo ni títulos, pero con pasión, trayectoria y conocimiento, reunió en su Cava de Estrecho a un grupo de fieles a los que transmitió su pasión por los vinos, especialmente los generosos y, sobre todos, el Jerez. “Por fortuna, durante esta época oscura hubo gente que trabajó, dentro y fuera de Jerez, para evitar la extinción de estos maravillosos vinos”, escribe Jose Carlos Román en el blog fullspain.com -https://fullspain.com/jerez-deberia-dar-las-gracias/#-. “Gente que nunca dejó de beberlo y profesionales que fueron a contracorriente cuando lo fácil era apostar por otros vinos con los que nos bombardeaban los sacerdotes, defensores del Jerez como Lorenzo Martínez-Dueñas, Pepe Iglesias o Augusto Berutich, que hace menos de dos décadas tenía en Madrid una tienda en la que vendía cientos de referencias de Jerez, la añorada Cava de Estrecho; pasó casi sin pena ni gloria pero hoy sería un centro de peregrinación”

Cuando en 2013 nació nuestra Asociación Los Generosos, fundada por algunos de estos chavales de entonces, fue obvio que él debía presidirla. No siempre estábamos de acuerdo con los aires de solemnidad que le gustaba imprimirle, pero vivimos grandes momentos cuando todo fluía. Su maravillosa colección personal de soleras antiguas, muchas hoy extinguidas e inencontrables, nos permitió explorar el carácter de marcas y bodegas y profundizar en la evolución en el tiempo de finos, amontillados, cortados, olorosos y otros estilos. Y, como nuestras quedadas siempre han sido tanto o más lúdicas que “científicas”, también aprender sobre maridajes, temperaturas y aireaciones sin dejar de jugar y maravillarnos. Augusto compartió estos tesoros con generosidad y, sobre todos ellos, la enorme base de datos de vinos, personas, viajes y anécdotas que llevaba en la cabeza.


Fruto de esta búsqueda, Los Generosos desembarcamos en Vinoble 2016 con una propuesta muy ambiciosa y polémica que, quizás, fue uno de los pistoletazos de salida de esa nueva fiebre por las botellas viejas que hoy se extiende. “Los Generosos y el Tiempo” fue una gran cata en la que intentamos compartir nuestros descubrimientos y que reunió a más de cien personas para confrontar botellas con decenas o cientos de años con sus versiones actuales. En el recuerdo quedan también los cursos de dos niveles que organizamos en la tienda Reserva y Cata, las jornadas festivas en el tablao El Corral de la Morería o el restaurante Manolo, o las actividades en las Sherry Weeks en La Caníbal y O Pazo de Lugo, entre otros preciosos momentos.

El 4 de septiembre Augusto se fue tranquilamente, en plenas facultades y con ganas de seguir haciendo cosas. Nunca le vimos más feliz que en aquel abril de 2014 en que firmamos los estatutos de fundación de Los Generosos en la Bodega de los Reyes de Gonzalez Byass, en pleno centro de Jerez. Ese día firmamos también una bota y juramos sobre las obras de Epicuro. Hoy fuimos al Tanatorio de la M30 y libamos a la salida una botella de un gran fino -saca de otoño 2015- en vasitos de plástico en su honor. 

Ahora nos toca a nosotros defender este legado.

 




 

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