martes, 5 de febrero de 2019

Dando Palmas en Enofusión con Antonio Flores




Intentaré hacer un esfuerzo para resumir de una manera lo más objetiva posible la cata de los Finos Palma llevada a cabo por Antonio Flores, dejando la parte subjetiva para otro momento.

Se cataron los 4 finos Palma de la mano de su "hacedor" Antonio Flores en el contexto de Enofusión 2019.





1 Palma.

Es bueno comenzar diciendo que estos vinos son la evolución del Tío Pepe a lo largo de los años, por eso tienen una clara evolución desde este 1 palma al 4 palmas, que es el más longevo. El vino que nos ocupa es un Tío Pepe de 6 años de edad media, con sus 15,3 grados de alcohol. Se parte de 3 botas: (9-10 y 12) del emblemático fino en rama, que hacían entrever una cierta peculiaridad en su evolución. El aroma es punzante, almendrado, muy largo y con una gran presencia de la flor.





2 Palmas.

Es una selección de 149 botas, donde se puede apreciar que la flor a comenzado a perder su color blanco por su vejez media de 8 años y empiezan a asomar tonos ocres y grises. Incluso hay zonas donde la flor se está perdiendo. Se seleccionaron las botas 1 y 6. El resultado es un fino viejo, con aromas a camomila, acetalheídos, almendra, con tonos ligeramente amargosos, avellanados y muy salinos.





3 Palmas.

Antonio Flores confesó su querencia por la complejidad de este vino. Tan solo se seleccionó 1 bota (la nº 5) que está firmada por el payaso Toneti. Con 10 años de vejez media, este vino está en el límite de la tolerancia a la levadura. Con toques oxidativos, ambar pálido; asoman tonos a madera (avainillados) y avellanas. Las levaduras que mueren se depositan en el fondo de la bota, formando las cabezuelas, que le otorgan al vino una complejidad extra única por autólisis de las mismas. Con una nariz eterna, sápida y con una final mantecoso y cremoso. Es lo que Antonio denomina: "La agonía de la flor".



4 Palmas.

Es un amontillado muy viejo, con una edad media de 55 años. Macharnudo y Carrascal son los viñedos que dan la luz a este vino del que tan solo se embotellan 500 botellas elegidas de la "Solera Museo". Aún recuerda algo a la flor de la que tuvo presencia, pero con unos tonos de vejez y de evolución casi mágicos, (ebanistería, salinos), digno vino para finalizar una cata de la que salimos dando "Palmas" de alegría.



Textos: Alberto Coronado
Fotos: Abel Valdenebro

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